EL HOMBRE QUE EDUCÓ NIÑOS FELICES



Arsenio Inclán Alonso (Palencia, 1936-Madrid, 2020) era un visionario de la educación, un hombre entregado durante más de medio siglo a formar a miles de niños con una premisa: el colegio no debe ser un lugar de opresión, sino el espacio en el que los alumnos fuesen felices, al mismo tiempo que adquirían el acervo cultural y humanístico que los preparase para ser adultos.

Arsenio, nacido en los años de la Guerra Civil, creyó desde antes de la muerte del dictador Franco que el camino marcado por la Institución Libre de Enseñanza era el que había que seguir para dotar a nuestro país de centros docentes que se alejasen del monopolio de la iglesia en la educación. Con esos principios fundó Liceo Europeo, que recientemente ha cumplido treinta y ocho años de existencia, gracias al apoyo incondicional de su mujer Nunchi Campo.

Rodeado por un equipo de fieles -sus inseparables Lola, Lourdes y Mari Paz-, Arsenio emprendió una fabulosa aventura. Su colegio se alejó de los libros de texto y de la docencia tradicional. En sus aulas se implantó la enseñanza activa y el ideario de Liceo Europeo estableció la Carta de la Declaración de los Derechos Humanos como texto fundamental: respeto y pluralidad por encima de dogmatismos de ninguna clase. En una España en la que aún eran mayoría los centros masculinos o femeninos, Liceo Europeo creyó desde el primer momento en la igualdad de sexos. Cuando en gran parte de los colegios aún se enseñaba la lista de los reyes godos y la tabla periódica, Arsenio Inclán implantó en el suyo una huerta para que los alumnos conociesen in situ las reglas de la naturaleza y se empeñó en que los estudiantes dominasen desde bien pequeños varios idiomas: hoy en Liceo Europeo se escucha hablar inglés, francés, alemán, italiano y chino mandarín.

Arsenio estaba convencido de que cada alumno era único y convenció a sus profesores de lo mismo para sacar de cada chico lo mejor. Su vocación de universalismo convirtió al Liceo Europeo en pionero de los intercambios internacionales y universidades de todo el mundo han contado en sus aulas con alumnos de este centro.

Dotado de un fino sentido del humor, le gustaba rodearse de personajes de altura intelectual. Amigo personal de Josefina y Susana Aldecoa, estableció con el Colegio Estilo alianzas que aún perduran. En las aulas de Arsenio no había más elitismo que el de la excelencia académica y en ellas han tenido cabida hijos de familias de cualquier ideología.

Amante de la lectura, del cine y del teatro, en su colegio eran frecuentes los homenajes a figuras de la cultura. Convencido de que el deporte era otro de los grandes soportes de la formación, dotó a su centro de magníficas instalaciones con el ánimo de que también el ejercicio físico contribuyese a la felicidad de los alumnos.

Hoy, las aulas de Liceo Europeo cuentan con los mayores avances tecnológicos del sector, sus alumnos pueden cursar el Bachillerato Internacional y el centro está a la cabeza de la innovación educativa de la mano de Natalia y Gonzalo, continuadores del legado de su padre, un legado que traspasa generaciones: Niños y jóvenes de ayer y hoy se han formado felices gracias a la aventura emprendida hace medio siglo por Arsenio Inclán Alonso.

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